¡Hola caracolas! Hoy voy a salirme del tema del
plástico mágico que llevo tratando unas semanas, pero resulta que acabo de tener un primito nuevo, y la ocasión merecía como poco hacerle unos zapatitos ¿no creéis? ¡que no todos los días aumenta la familia! Además la temporada de primavera-verano suele ser época de nacimientos, y quizá alguna nueva mamá haya pensado en hacer unos para su bebito...
Patrones hay muchos por Internet, no tenéis más que buscar "patrón zapatitos bebé" o en inglés "baby booties pattern" y encontraréis unos cuantos. Pero ojo, porque podéis encontrarlos de dos tipos:
- Patrones para zapatitos de fieltro: los más fáciles de hacer, porque el fieltro se corta y no se desilacha, y encima sólo necesitais una capa de un fieltro gordito para tener unos patucos monos, no hace falta ponerles forro ni nada... la pega es que el fieltro pega demasiado calor como para hacer zapatos de verano, y además normalmente sólo podemos jugar con colores lisos, pero no estampados. Si queréis utilizar este tipo de patrones para hacer zapatos de tela tendréis que tener en cuenta el margen de tela extra que tenéis que cortar para poder doblar hacia dentro (porque la tela sí se deshilacha!)
- Patrones para zapatitos de tela: normalmente ya llevan dibujado el margen de tela que hay que dejar para doblar. Son más complicados de hacer y por eso muchas veces vienen acompañados de las instrucciones de montaje, ¡porque tendremos que coserlos de manera que todas las costuras posibles queden hacia dentro y no se vean los bordes de la tela! son más difíciles, pero yo creo que son mucho más bonitos y versátiles, por eso hoy os quiero echar un mano con ellos.
- Y estoy pensando que realmente también encontraréis patrones para zapatitos en crochet... pero esos son fácilmente distinguibles, jeje ^.^
Yo la verdad es que he buscado mucho ¡y leído mucho! y te das cuenta de que cada persona los cose a su manera, pero hay un tema más o menos común, y es cómo rematar para que las costuras queden hacia adentro. Unos lo hacen de una manera y otros de otra, y unos consiguen mejores resultados que otros... pero prestando atención puedes ir sacando pequeños trucos de cada explicación ¡hasta dar con la combinación perfecta! Me ha costado lo suyo, porque además yo soy nula con la máquina de coser, pero finalmente he conseguido lo que quería:
unos zapatitos con TODAS las costuras hacia dentro ¡no se ve ni una!
Y como no me ha sido fácil conseguir la fórmula, voy a compartirla con vosotros.
Necesitamos:
- Un patrón para zapatitos de tela. Sobre todo aseguraos de tener en cuenta el margen extra de tela que hay que tener para poder doblar los bordes hacia dentro. Yo no os puedo pasar el patrón que he utilizado para estos zapatos porque no es gratuito (en I think sew, tenéis muchísimos muy completos y a muy buen precio), pero el método es el mismo para casi cualquier tipo de zapato.
- Tela fuerte para el empeine. Es la que va a darle consistencia al zapato, así que si la que os gusta es finita ponedle entretela para darle algo más de cuerpo.
- Tela suave para el forro. Es la que irá en contacto con la piel del bebé, así que cuanto más agradable al tacto mejor. Y cuanto más natural también mejor, que transpire bien y no tengamos riesgo de alergias o algo parecido.
- Opcional: Tela antideslizante para la suela. Si los zapatitos son para un recién nacido igual no hace falta y podéis hacer la suela con la misma tela que el empeine, pero si es para un niño que ya se mueve o gatea pues mejor antideslizante y le ayudamos un poco ☺
- Hilo que combine con las telas. Y si tienen colores muy diferentes mejor que combine con la tela del empeine... yo cometí el error de utilizar un hilo del color del forro y hay zonas en que se me notan las puntadas por la parte de fuera.
- Alfileres, muuuuuchos alfileres
- Máquina de coser (y un poco de maña) o aguja para coser a mano.
- Tijeras.
- Pegamento para tela. No es obligatorio pero puede venir bien.
- Plancha.
¡Y vamos a por ello!
Lo primero es imprimir el patrón en el tamaño adecuado. Hay muchos patrones que vienen ya en varios tamaños según la edad del bebé, pero si el nuestro no es así pues tendremos que calcular cómo de grande lo queremos e imprimir el patrón a una escala adecuada.
Ahora cortamos la tela. Para cada zapato necesitaremos dos piezas del empeine y dos de la suela (una con cada tela). Cuidado porque hay que cortarlas en espejo, para que cuando pongamos ambas piezas revés con revés nos coincidan a la perfección.
Yo además he cortado otra pieza de suela de una guata muy finita, para que quede un poco acolchada, pero no es necesario.
Empezamos a coser por el empeine. Cogemos ambas piezas, las colocamos derecho con derecho, de modo que nos quede hacia fuera el revés de ambas telas y cosemos toda la parte interior. Como ayuda podemos marcar por dónde debe ir la costura con tiza o rotulador de costurera. Yo lo he cosido a máquina y por eso he pillado ambas telas con alfileres, para evitar que se me desplacen.
Una vez que esté cosido tenemos que darle la vuelta, pero antes comprobamos si tenemos recovecos como los míos, y en ese caso tenemos que hacer unas rajitas en la tela, para que al dar la vuelta la tela pueda irse a su sitio y no se nos quede pellizcado. Hay que cortar llegando justo hasta la costura, pero con cuidado de no romperla, y aunque no debería ser necesario a mí me gusta poner ahí una gotina de pegamento para tela y así me aseguro de que la tela no vaya a saltar por ahí... me quedo más tranquila.
Ahora sí, le damos la vuelta, planchamos bien las costuras... y esto ya va teniendo buena pinta ¿no? ¡primera costura bien escondida!
Lo siguiente es cerrar el talón. Para ello juntamos ambos extremos, con la parte vista del empeine hacia fuera.
Pillamos los dos extremos de la tela del forro con alfileres.
Y tiramos de la tela exterior hacia arriba, quedándose del revés.
Ahí es donde tenemos que hacer la costura.
Una vez que la tengamos hecha volvemos a darle la vuelta para que quede todo como debe ser, y planchamos muy bien las costuras ¡esto ya va pareciendo un zapato!
Y lo mejor es que la costura del talón ha quedado completamente oculta ¡no se ve ni por un lado ni por otro! Y creédme que esto no fue fácil averiguar cómo hacerlo ^.^
Ahora viene la parte truculenta, que es ponerle la suela... pero antes vamos a echar una costura rápida para terminar de unir las dos piezas del empeine y que no se nos muevan. No hace falta hacerla con un cuidado especial, es sólo una costura rápida, y la única precaución que debemos tener es hacerla muy próxima al borde, para estar seguros de que quedará en la parte de tela que doblaremos hacia dentro y no se verá.
Para poner la suela empezamos con la pieza interior (la otra la dejamos para luego). La colocamos bajo nuestro zapato y vamos poco a poco haciendo coincidir los bordes y sujetándolos con alfileres. No es fácil en absoluto, a mí siempre me acaba sobrando tela por alguna parte, y sobre todo la parte del talón me cuesta horrores... pero a base de poner suficientes alfileres como para que el zapato parezca un puercoespín al final se queda bien.
Una vez que esté todo bien sujeto hacemos la costura. Si somos muy valientes o tenemos bastante experiencia con la máquina de coser podemos hacerla a máquina, y si no pues la hacemos con un pespunte a mano bien apretadito y listo.
Y alguno dirá ¿pero esto que es? ¿te has vuelto loca, Ana? ¿tanta historia con esconder las costuras y ahora haces esto así, con todos los hilachos para fuera? jajajajaja, tranquilos, tranquilos, que ahora mismo lo arreglamos, con otro truqui de esos aprendidos...
Se trata simplemente de coger la otra pieza de la suela, la de tela antideslizante, y colocarla SOBRE el zapatito, con el revés mirando hacia nosotros. El zapato lo vamos doblando hacia adentro y vamos pillando el borde de la tela con alfileres para que no se mueva.
Y al final nos tenemos que quedar con una especie de sandwich, con las dos suelas una a cada lado y el resto del zapato apretujado dentro.
Cosemos con cuidado el contorno. Aquí yo ya me dí por vencida y lo hice a mano, porque es complicadísimo no pillar pliegues de la tela y que nos quede pellizcada. Pero ojo, no lo cosáis entero, tenemos que dejar un trocito abierto para darle la vuelta (mejor si dejáis un poco más que yo, que luego me ví negra para darle la vuelta por ese hueco tan pequeño)
¡Y ya casi casi lo tenemos! sólo tenemos que rematar el trozo que hemos dejado abierto con puntada escondida, planchar bien las últimas costuras, con mucho cuidadito ¡y listo para usar!
¿A que queda mono? y realmente no es difícil, sólo la parte final da algún problemilla, pero en una tarde podemos tener una parejita de zapatos monísimos.
Sólo os doy otro consejo, y es que aunque la explicación se refiera todo el rato a un sólo zapato, es mejor ir haciendo los dos a la vez, porque así os aseguráis de ir haciéndolos de la misma manera, y dejando los mismos márgenes de tela, y es más probable que al terminar os queden los dos iguales... yo no lo hice así (si es que siempre aprendo a cabezazos!) y cuando terminé el segundo resultó ser bastante distinto al primero así que tuve que desarmarlo y rehacerlo cogiendo más margen de tela por algunos sitios y menos por otros para que quedara igual al primero que había hecho ¡un desastre, vamos!
¿Y vosotros? ¿qué tal se os da la máquina de coser? ¿habéis cosido alguna vez algo así y habéis metido la pata como yo? ¿a quién le regalaríais unos zapatitos como estos? ¡podéis contarme lo que queráis en los comentarios, son todo vuestros!
(He enlazado esta entrada a la
Fiesta de Enlaces de Personalización de Blogs)
¡Hola caracolas! Hoy voy a salirme del tema del
plástico mágico que llevo tratando unas semanas, pero resulta que acabo de tener un primito nuevo, y la ocasión merecía como poco hacerle unos zapatitos ¿no creéis? ¡que no todos los días aumenta la familia! Además la temporada de primavera-verano suele ser época de nacimientos, y quizá alguna nueva mamá haya pensado en hacer unos para su bebito...
Patrones hay muchos por Internet, no tenéis más que buscar "patrón zapatitos bebé" o en inglés "baby booties pattern" y encontraréis unos cuantos. Pero ojo, porque podéis encontrarlos de dos tipos:
- Patrones para zapatitos de fieltro: los más fáciles de hacer, porque el fieltro se corta y no se desilacha, y encima sólo necesitais una capa de un fieltro gordito para tener unos patucos monos, no hace falta ponerles forro ni nada... la pega es que el fieltro pega demasiado calor como para hacer zapatos de verano, y además normalmente sólo podemos jugar con colores lisos, pero no estampados. Si queréis utilizar este tipo de patrones para hacer zapatos de tela tendréis que tener en cuenta el margen de tela extra que tenéis que cortar para poder doblar hacia dentro (porque la tela sí se deshilacha!)
- Patrones para zapatitos de tela: normalmente ya llevan dibujado el margen de tela que hay que dejar para doblar. Son más complicados de hacer y por eso muchas veces vienen acompañados de las instrucciones de montaje, ¡porque tendremos que coserlos de manera que todas las costuras posibles queden hacia dentro y no se vean los bordes de la tela! son más difíciles, pero yo creo que son mucho más bonitos y versátiles, por eso hoy os quiero echar un mano con ellos.
- Y estoy pensando que realmente también encontraréis patrones para zapatitos en crochet... pero esos son fácilmente distinguibles, jeje ^.^
Yo la verdad es que he buscado mucho ¡y leído mucho! y te das cuenta de que cada persona los cose a su manera, pero hay un tema más o menos común, y es cómo rematar para que las costuras queden hacia adentro. Unos lo hacen de una manera y otros de otra, y unos consiguen mejores resultados que otros... pero prestando atención puedes ir sacando pequeños trucos de cada explicación ¡hasta dar con la combinación perfecta! Me ha costado lo suyo, porque además yo soy nula con la máquina de coser, pero finalmente he conseguido lo que quería:
unos zapatitos con TODAS las costuras hacia dentro ¡no se ve ni una!
Y como no me ha sido fácil conseguir la fórmula, voy a compartirla con vosotros.
Necesitamos:
- Un patrón para zapatitos de tela. Sobre todo aseguraos de tener en cuenta el margen extra de tela que hay que tener para poder doblar los bordes hacia dentro. Yo no os puedo pasar el patrón que he utilizado para estos zapatos porque no es gratuito (en I think sew, tenéis muchísimos muy completos y a muy buen precio), pero el método es el mismo para casi cualquier tipo de zapato.
- Tela fuerte para el empeine. Es la que va a darle consistencia al zapato, así que si la que os gusta es finita ponedle entretela para darle algo más de cuerpo.
- Tela suave para el forro. Es la que irá en contacto con la piel del bebé, así que cuanto más agradable al tacto mejor. Y cuanto más natural también mejor, que transpire bien y no tengamos riesgo de alergias o algo parecido.
- Opcional: Tela antideslizante para la suela. Si los zapatitos son para un recién nacido igual no hace falta y podéis hacer la suela con la misma tela que el empeine, pero si es para un niño que ya se mueve o gatea pues mejor antideslizante y le ayudamos un poco ☺
- Hilo que combine con las telas. Y si tienen colores muy diferentes mejor que combine con la tela del empeine... yo cometí el error de utilizar un hilo del color del forro y hay zonas en que se me notan las puntadas por la parte de fuera.
- Alfileres, muuuuuchos alfileres
- Máquina de coser (y un poco de maña) o aguja para coser a mano.
- Tijeras.
- Pegamento para tela. No es obligatorio pero puede venir bien.
- Plancha.
¡Y vamos a por ello!
Lo primero es imprimir el patrón en el tamaño adecuado. Hay muchos patrones que vienen ya en varios tamaños según la edad del bebé, pero si el nuestro no es así pues tendremos que calcular cómo de grande lo queremos e imprimir el patrón a una escala adecuada.
Ahora cortamos la tela. Para cada zapato necesitaremos dos piezas del empeine y dos de la suela (una con cada tela). Cuidado porque hay que cortarlas en espejo, para que cuando pongamos ambas piezas revés con revés nos coincidan a la perfección.
Yo además he cortado otra pieza de suela de una guata muy finita, para que quede un poco acolchada, pero no es necesario.
Empezamos a coser por el empeine. Cogemos ambas piezas, las colocamos derecho con derecho, de modo que nos quede hacia fuera el revés de ambas telas y cosemos toda la parte interior. Como ayuda podemos marcar por dónde debe ir la costura con tiza o rotulador de costurera. Yo lo he cosido a máquina y por eso he pillado ambas telas con alfileres, para evitar que se me desplacen.
Una vez que esté cosido tenemos que darle la vuelta, pero antes comprobamos si tenemos recovecos como los míos, y en ese caso tenemos que hacer unas rajitas en la tela, para que al dar la vuelta la tela pueda irse a su sitio y no se nos quede pellizcado. Hay que cortar llegando justo hasta la costura, pero con cuidado de no romperla, y aunque no debería ser necesario a mí me gusta poner ahí una gotina de pegamento para tela y así me aseguro de que la tela no vaya a saltar por ahí... me quedo más tranquila.
Ahora sí, le damos la vuelta, planchamos bien las costuras... y esto ya va teniendo buena pinta ¿no? ¡primera costura bien escondida!
Lo siguiente es cerrar el talón. Para ello juntamos ambos extremos, con la parte vista del empeine hacia fuera.
Pillamos los dos extremos de la tela del forro con alfileres.
Y tiramos de la tela exterior hacia arriba, quedándose del revés.
Ahí es donde tenemos que hacer la costura.
Una vez que la tengamos hecha volvemos a darle la vuelta para que quede todo como debe ser, y planchamos muy bien las costuras ¡esto ya va pareciendo un zapato!
Y lo mejor es que la costura del talón ha quedado completamente oculta ¡no se ve ni por un lado ni por otro! Y creédme que esto no fue fácil averiguar cómo hacerlo ^.^
Ahora viene la parte truculenta, que es ponerle la suela... pero antes vamos a echar una costura rápida para terminar de unir las dos piezas del empeine y que no se nos muevan. No hace falta hacerla con un cuidado especial, es sólo una costura rápida, y la única precaución que debemos tener es hacerla muy próxima al borde, para estar seguros de que quedará en la parte de tela que doblaremos hacia dentro y no se verá.
Para poner la suela empezamos con la pieza interior (la otra la dejamos para luego). La colocamos bajo nuestro zapato y vamos poco a poco haciendo coincidir los bordes y sujetándolos con alfileres. No es fácil en absoluto, a mí siempre me acaba sobrando tela por alguna parte, y sobre todo la parte del talón me cuesta horrores... pero a base de poner suficientes alfileres como para que el zapato parezca un puercoespín al final se queda bien.
Una vez que esté todo bien sujeto hacemos la costura. Si somos muy valientes o tenemos bastante experiencia con la máquina de coser podemos hacerla a máquina, y si no pues la hacemos con un pespunte a mano bien apretadito y listo.
Y alguno dirá ¿pero esto que es? ¿te has vuelto loca, Ana? ¿tanta historia con esconder las costuras y ahora haces esto así, con todos los hilachos para fuera? jajajajaja, tranquilos, tranquilos, que ahora mismo lo arreglamos, con otro truqui de esos aprendidos...
Se trata simplemente de coger la otra pieza de la suela, la de tela antideslizante, y colocarla SOBRE el zapatito, con el revés mirando hacia nosotros. El zapato lo vamos doblando hacia adentro y vamos pillando el borde de la tela con alfileres para que no se mueva.
Y al final nos tenemos que quedar con una especie de sandwich, con las dos suelas una a cada lado y el resto del zapato apretujado dentro.
Cosemos con cuidado el contorno. Aquí yo ya me dí por vencida y lo hice a mano, porque es complicadísimo no pillar pliegues de la tela y que nos quede pellizcada. Pero ojo, no lo cosáis entero, tenemos que dejar un trocito abierto para darle la vuelta (mejor si dejáis un poco más que yo, que luego me ví negra para darle la vuelta por ese hueco tan pequeño)
¡Y ya casi casi lo tenemos! sólo tenemos que rematar el trozo que hemos dejado abierto con puntada escondida, planchar bien las últimas costuras, con mucho cuidadito ¡y listo para usar!
¿A que queda mono? y realmente no es difícil, sólo la parte final da algún problemilla, pero en una tarde podemos tener una parejita de zapatos monísimos.
Sólo os doy otro consejo, y es que aunque la explicación se refiera todo el rato a un sólo zapato, es mejor ir haciendo los dos a la vez, porque así os aseguráis de ir haciéndolos de la misma manera, y dejando los mismos márgenes de tela, y es más probable que al terminar os queden los dos iguales... yo no lo hice así (si es que siempre aprendo a cabezazos!) y cuando terminé el segundo resultó ser bastante distinto al primero así que tuve que desarmarlo y rehacerlo cogiendo más margen de tela por algunos sitios y menos por otros para que quedara igual al primero que había hecho ¡un desastre, vamos!
¿Y vosotros? ¿qué tal se os da la máquina de coser? ¿habéis cosido alguna vez algo así y habéis metido la pata como yo? ¿a quién le regalaríais unos zapatitos como estos? ¡podéis contarme lo que queráis en los comentarios, son todo vuestros!
(He enlazado esta entrada a la
Fiesta de Enlaces de Personalización de Blogs)